El Trastorno por Déficit de Atención es la causa más común de dificultades de aprendizaje y trastornos del comportamiento en la edad preescolar.

Las principales manifestaciones de este trastorno son:
• Inquietud general, regulación insuficiente del comportamiento;
• Déficit en la concentración de la atención activa;
• Impulsividad e infantilismo en el comportamiento social y la actividad intelectual;
• Problemas en las relaciones con los demás;
• Baja autoestima.

Todos esto nos conduce a una mala adaptación escolar y social. Los niños no pueden prever las consecuencias de sus acciones, por lo que sus dificultades con la disciplina no pueden considerarse deliberadas. La irritabilidad explosiva se combina con labilidad afectiva y transiciones fáciles de la risa al llanto. En las niñas, la hiperactividad es menos pronunciada, pero la ansiedad, la labilidad emocional, los trastornos del pensamiento y del habla son más pronunciados.

La hiperactividad suele normalizarse durante la adolescencia, la impulsividad persiste en el 25% de los adultos. Lo más difícil es compensar la dificultad en la atención.

Las alteraciones del comportamiento en estos niños están dominadas por la explosividad, la irritabilidad y una tendencia a las descargas agresivas que surgen en ocasiones ante el menor motivo. Los estallidos afectivos de estos niños pueden suponer un gran peligro para los demás. En estado de irritación, pueden arrojar una piedra a la cabeza de alguna persona, maldecir en voz alta, ya que no controlan sus impulsos. Los niños en tal estado de excitación afectiva se vuelven incontrolables y peligrosos para los demás. Cuando se llega a la adolescencia puede pasar  de una pelea a otra pelea. Se pueden observar condiciones similares en las niñas. A menudo tienen una combinación de manifestaciones agresivas con un componente histérico, sollozos ruidosos e incontrolables.

Muchos de los síntomas (falta de atención, hiperactividad, impulsividad) son típicos también en alguno de los dos padres de estos niños. Estos últimos a menudo se sienten culpables por su hijo. Esta es una situación difícil para ellos, especialmente antes de que se haga el diagnóstico.

Los síntomas de alteración en la atención, la hiperactividad e impulsividad aparecen antes de los 7 años, generalmente a partir de los 3 años. Este es un trastorno difícil de diagnosticar. Hay que prestar mucha atención a la historia clínica, a observar al niño, a hablar con los padres, médicos, educadores y profesores, hacer una valoración formal para tener un diagnóstico acertado.

Síntomas de deterioro en la atención.

 

El niño no presta atención a los detalles. No permanece por mucho tiempo en una actividad, pasa de una a otra sin terminar lo que a empezado. Por ejemplo, si tiene que hacer una tarea por escrito, no logra poner los toques finales a su trabajo o por lo general no lo termina; él preferirá posponerlo que completarlo. Le cuesta mantener la atención, se caracteriza por la inquietud, se la pasan explorando su alrededor, toman un objeto y lo dejan de lado para seguir tomando otros. El niño no escucha cuando se le habla, evita el contacto visual y tiene dificultad para concentrarse para escuchar. Puede abordar la tarea con gran entusiasmo, hacer algo, pero nunca termina lo que empezó. El niño evita tareas que requieren un gran esfuerzo mental y que son a la vez “aburridas”. Si realmente le apasiona algo, puede hacerlo durante horas, pero si de repente se aburre de algo, lo dejará. Se distrae fácilmente con estímulos extraños, o con todo lo que tiene a su alrededor, a menudo pierde sus cosas, olvida constantemente lo que debe hacer, especialmente en situaciones que son nuevas para él, especialmente cuando necesite orientarse rápidamente. Dichos niños no pueden completar la tarea de acuerdo con las instrucciones, si este último consta de varias consignas. Generalmente sus tareas se completan con numerosos errores, ya que los niños se distraen con cualquier estímulo externo, se vuelven olvidadizos y pierden la secuencia de lo que tienen que hacer.

Síntomas de hiperactividad

 

El niño se inquieta, no puede quedarse quieto. Se sienta, moviéndose todo el tiempo en su silla. Siempre tiene una sensación de inquietud interior. Se mueve todo el tiempo, incluso si parece estar cansado. A menudo, estos niños duermen menos que los niños normales, duermen hasta tarde, no duermen en el día, 

Es difícil para estos niños jugar en silencio, parece que tienen un motor adentro. Por lo general, son muy  platicadores; esto suele ser la base para un diagnóstico. Su actividad motora excesiva no tiene rumbo, no cumple con los requisitos de una situación particular.

La mayor gravedad de la hiperactividad se observa en la edad preescolar y escolar. Junto con la hiperactividad en la esfera motora, los niños con TDAH suelen tener una coordinación de movimientos alterada, una motricidad fina y una praxis no formadas. Al niño le resulta difícil dominar las habilidades de autosuficiencia (atarse los cordones de los zapatos, abrocharse los botones, etc.) y después en las habilidades de lectura y escritura. Los niños presentan dificultad para mantener el equilibrio. La combinación de estos trastornos con la hiperactividad conduce a un mayor riesgo de lesiones. El niño no puede esperar su turno en los juegos y durante las clases, interfiere en cualquier tipo de actividad de los demás, adultos y niños, comete actos imprudentes. Por ejemplo, puede salir corriendo a la carretera y meterse fácilmente en una pelea.

La edad de inicio del trastorno puede ser muy temprana, manifestándose en el período de desarrollo intrauterino, con un aumento del movimiento fetal vigoroso. Tales niños que ya están en la infancia son extremadamente sensibles a los estímulos sensoriales. Cuanto más pequeño es el niño, más habilidades motoras espontáneas e involuntarias, por lo que en casos leves, el comportamiento de un niño con hiperactividad puede parecer solo más temperamental de lo habitual. La actividad motora en tales niños aumenta incluso durante el sueño.

El comportamiento hiperactivo del niño no se puede controlar: los niños no son capaces de tener un pasatiempo tranquilo.

Síntomas de Impulsividad

 

La impulsividad se expresa en que el niño actúa sin pensar, responde antes de que se le pregunte. Tales niños no pueden regular sus acciones. No miden el peligro, actúan sin pensar como movidos por un motor. A menudo interrumpen o escuchan por casualidad en la conversación, intervienen sin tacto en el juego, tienen dificultad en las actividades colectivas que requieren la observancia del orden. Esto dificulta la práctica de deportes. Los niños pueden ser innecesariamente habladores en clase, independientemente de la situación. A menudo responden preguntas sin pensar, sin escucharlas hasta el final, suelen tener dificultad para esperar su turno en diversas situaciones, a menudo  interfiere en conversaciones o juegos donde no es llamado. Tienen un enfoque deficiente, no puede esperar una recompensa (si hay una pausa entre la acción y la recompensa) es decir, tiene poca tolerancia a la espera, no puede controlar y regular sus acciones. El comportamiento está mal controlado por las reglas, al realizar tareas, se comportan de manera diferente y muestran resultados muy diferentes (en algunas clases el niño está tranquilo, en otras no, en algunas lecciones tiene éxito, en otras no). 

 El diagnóstico se puede hacer a partir de los 3-4 años. A las niñas a menudo se les diagnostica tarde porque generalmente están más tranquilas. Cuanto más tranquilo está el niño, más tarde se hace el diagnóstico. Cabe señalar que estos niños suelen mostrar buenos resultados en el diagnóstico si la prueba es interesante y nueva. En una situación de uno a uno, un niño se desempeña mejor que en un grupo. Los niños a menudo se desempeñan mejor en presencia de su padre, que en presencia de la madre. Esto se debe al hecho de que los niños están más acostumbrados a la madre y el padre es más nuevo para ellos.

Se requieren seis o más de los síntomas enumerados de falta de atención y desinhibición motora que persisten durante al menos 6 meses para que se sospeche que un niño tiene TDAH.

 Déficit de atención

  1. A menudo es incapaz de prestar atención a los detalles;  comete errores en las tareas escolares, en las tareas y otras actividades.
  2. Suele tener dificultad para mantener la atención cuando realiza tareas o durante el juego.
  3. A menudo parece que el niño no escucha el discurso que se le dirige.
  4. A menudo, resulta incapaz de seguir las instrucciones propuestas y hacer frente a la finalización de las lecciones o la tarea (que no tiene nada que ver con el comportamiento negativo o de protesta, la incapacidad para comprender la tarea).
  5. A menudo experimenta dificultades para organizar tareas independientes y otras actividades.
  6. Por lo general, evita, expresa insatisfacción y se resiste a las tareas que requieren el mantenimiento de la atención a largo plazo.
  7. A menudo pierde cosas (p. ej., juguetes, útiles escolares, lápices, libros, herramientas de trabajo).
  8. Se distrae fácilmente.
  9. A menudo muestra olvido en situaciones cotidianas.

Hiperactividad o desinhibición motora

  1. A menudo se observan movimientos inquietos en las manos y los pies; sentado en una silla, girando, girando.
  2. A menudo se levanta de su asiento durante la clase o en otras situaciones en las que necesita quedarse quieto.
  3. A menudo muestra actividad física sin rumbo: corre, da vueltas, intenta trepar a algún lugar y en situaciones en las que esto es inaceptable.
  4. Por lo general, no puede jugar en silencio, con calma o hacer cualquier cosa en el tiempo libre.
  5. A menudo se comporta “como si tuviera un motor conectado”.
  6. A menudo hablador.

Impulsividad

  1. No mide peligros.
  2. A menudo responde preguntas sin pensar, sin escucharlas hasta el final.
  3. Poca tolerancia a la espera, suele tener dificultad para esperar su turno en diversas situaciones.
  4. A menudo interfiere con los demás.
  5. Enfoque deficiente.
  6. No puede esperar una recompensa  que no se le de de manera inmediata.
  7. No puede controlar y regular sus acciones. El comportamiento está mal controlado por las reglas.
  8. Al realizar tareas, se comporta de manera diferente y muestra resultados muy diferentes (en algunas clases el niño está tranquilo, en otras no, en algunas lecciones tiene éxito, en otras no).

Diagnóstico e intervención en TDAH 

Es importante hacer un diagnóstico en una etapa temprana para prevenir el desarrollo de desviaciones secundarias: ansiedad, ansiedad, agresividad, comportamiento antisocial.

Los niños pueden llegar a tener dificultades de aprendizaje, trastornos de conducta, depresión. Se dan cuenta pronto de que todos los niños pueden hacer algo, pero ellos no pueden. El niño se hace la pregunta: “¿Qué me pasa?”. Por supuesto, esto deja una fuerte huella en el niño. Los padres deben tener en cuenta que el trastorno en sí no desaparece en la adolescencia y que los niños necesitarán ayuda por una buena parte de su vida.

Los padres deben participar activamente  la educación y la crianza de su hijo (a)  . Deben comprender que con un intelecto seguro y una educación adecuada, sus hijos pueden lograr un éxito considerable. 

Se recomienda un abordaje integral de los problemas de un niño con TDAH. El tratamiento médico por sí solo no es suficiente. Una condición necesaria para el éxito es la corrección psicológica y pedagógica, que le permitan cambiar el comportamiento y aumentar la autoestima del niño. 

El pronóstico es menos optimista si el niño, junto con la hiperactividad, presenta trastornos de atención que no son consecuencia de la hiperactividad. Esta condición se llama Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Estos niños se caracterizan por dificultades de aprendizaje asociadas a un retraso en el desarrollo de las habilidades escolares y trastornos de conducta. La mala adaptación en la escuela provoca su baja autoestima. Como adultos, siguen siendo impacientes, inquietos, propensos a los conflictos, difíciles de disciplinar y sin interés en aprender. Tienen pocos amigos, a menudo se quejan de dolencias físicas y problemas emocionales. Esos adolescentes tienen más probabilidades que otros de ser procesados ​​por delitos. 

Un adulto, si no recibió la asistencia adecuada en la infancia, es quisquilloso, se distrae fácilmente, le resulta difícil concentrarse y mantener su atención en el tema de la actividad. Tales personas son impacientes, impulsivas, de mal genio. Su estado de ánimo cambia con frecuencia. Las dificultades en la planificación de actividades y la desorganización interfieren en su promoción, en el ordenamiento de su vida personal. Debido a la desorganización, la falta de atención, la mala calidad del trabajo realizado, no pueden permanecer mucho tiempo en un mismo lugar. Su familia se está desmoronando.

Al mismo tiempo, un apoyo psicológico y médico adecuado les permite adaptarse a su discapacidad y utilizar su energía, creatividad y rasgos positivos de personalidad para la realización profesional y la creación de una familia.

La experiencia demuestra que los niños con padres informados están mucho mejor preparados para los desafíos de la vida. Es fundamental que tu hijo sepa “todo” sobre sus dificultades y cómo afrontarlas.

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CEPAL

Centro Especializado en Psicología Audición y Lenguaje