En muchas ocasiones nos “quejamos” porque necesitamos exteriorizar nuestro sentir y creemos que hacerlo de esta manera nos va a permitir desahogarnos. Pero, verbalizar de esta forma nuestros pensamientos y emociones negativas puede empujarnos incluso a sentirnos peor aún y tomar una actitud derrotista o pesimista.
Cuando empezamos a asumir un rol victimista y manifestamos sin censura nuestras emociones negativas , es que comenzaremos a amargarnos la vida en lugar de aligerarla.
Las personas con una actitud derrotista o victimista agotan y consumen toda nuestra energía. Por ello, todos terminamos huyendo de ellas. Las emociones se contagian rápidamente, ya sea las que transiten alegría como las que transmiten tristeza. Si estamos al lado de una persona victimisma seguramente comencemos a sentirnos cansados, agotados y con ganas de salir corriendo para recargar las pilas lejos de ellos. Su visión negativa del mundo, si pasamos mucho tiempo con una persona victimista, comenzará también a apoderarse de nosotros y empezaremos a ver el mundo de la misma forma.
¡Huyámos, no podemos permitir esto!
En otras ocasiones nos comportamos como víctimas para recibir atención y cariño de las personas de nuestro alrededor. Es posible que logremos retenerlas a corto plazo a nuestro lado, ya sea por “lástima”, “compasión” o “empatía”. En cualquiera de estos casos, esta no es una estrategia efectiva. Tal vez puede funcionar a corto plazo, pero, a largo plazo terminará cobrándonos factura.
Una actitud derrotista es una creencia autolimitante de que las acciones están condenadas al fracaso incluso antes de intentarlo. Los pensamientos autodestructivos generalmente se validan a sí mismos convirtiéndose en profecías autocumplidas.
No son las circunstancias las que determinan qué mentalidad tienes, sino cómo te ves a ti mismo y cómo reaccionas a los problemas de la vida lo que hace esa determinación.
1. La víctima cree que el mundo entero está en contra de ellos y no cree que realmente se les necesita
2. La víctima ve un desafío como un obstáculo y no, como una oportunidad
3. La víctima culpa a otros por su fracaso y no asume la responsabilidad personal por el éxito obtenido ni por los fracasos
4. La víctima depende de otros para salir adelante y no con lo que ya tiene para triunfar
5. La víctima nunca está satisfecha, ni se siente agradecido por lo que ya tiene y no se basa en ello para obtener más en la vida.
6. La víctima siente que todos les deben algo
7. La víctima vive de otras personas
8. La víctima terminará sus días amargado
9. La víctima solo ve puertas cerradas
10. La víctima transmite una actitud negativa a los demás
11. La víctima es pesimista
12. La víctima se rinde rápidamente si no salen las cosas como quiere
13. La víctima tiene pocos amigos reales
14. La víctima repele a la gente
15. La víctima siempre está luchando por “sus derechos” y no por los de los demás
16. La víctima tiene un espíritu crítico y juzga a los demás de que ellos le juzgan y critican
17. La víctima imagina que la gente está en su contra y que nadie está a su favor
18. La víctima juega con las emociones de los demás
19. La víctima usa a las personas para lo que pueden obtener de ellas y no un catalizador para inspirar a las personas a prosperar
20. La víctima tiene fe en el mal para empeorar las cosas y no , para mejorarlas
¿Cómo puedo saber si estoy manifestando una actitud derrotista o victimista?
- Generalmente me la paso quejándome constantemente de absolutamente TODO.
- Tengo una visión del mundo muy pesimista o derrotista, todos están en mi contra.
- Exagero o sobredimensiono todo aquello que me sucede.
- Asumo una actiud pasiva y derrotista ante la vida.
- Me muestro ante los demás como una persona débil y con necesidad de protección. El sufrimiento se convierte en mi forma de vida.
- Me siento aliviado cuando se lamentan conmigo y me hago o me hacen ver a los demás que una “víctima” de las circunstancias.
- Creo que los demás tienen malas intenciones y que van a boicotear cualquiera de mis acciones.
- Soy muy suspicaz, suceptible o hipersensible a las críticas o a ser juzgado por mis acciones.
- Culpo a los demás de todo lo que me sucede. O busco culpables de lo que me sucede. Por supuesto, generalmente yo nunca tengo ningún tipo de responsabilidad.
- Atribuyo lo que me sucede a otros y no a lo que yo hago o a mis decisiones.
- Soy muy exigente con las personas de mi entorno.
- Me resulta muy difícil hacer autocrítica o detectar parte de mi propia responsablidad que propicia que suceda lo que me acontece.
- Soy muy hábil emocionalmente, utilizando el chantaje emocional para obtener algún beneficio. Y, especialmente si detecto algún tipo de vulnerabilidad en las otras personas.
Cinco formas de alejar la actitud victimista o derrotista
1. Considera los problemas como una parte más de la vida, recuerda que NO eres el único(a) al que le pasan cosas “malas” o “negativas”. Deja de pensar que tus problemas son únicos y no tienen solución.
2. El que no tengas la solución ahora, no significa que nunca la tendrás
3. El que no tengas los recursos o los medios hoy, no significa que vaya a ser así siempre
4. Desafía tus pensamientos autodestructivos, cambia tu enfoque, cambia tu actitud
5. Domina el derrotismo, menospresiando tus pensamientos negativos de todo, se resiliente.
¿Cómo ayuda el ser resiliente?
Siendo consciente de mis potencialidades y limitaciones, conociendo mis principales fortalezas y habilidades, así como mis limitaciones y defectos. Permitiéndome de esta manera trazar metas más objetivas con recursos de los que me puedo apoyar para conseguirlo.
No vayas pidiendo ayuda con deseos de no encontrarla.
Se creativo
Confía en tus capacidades y en la de los demás, confía en que puedes hacer muchas cosas solo, pero también en equipo, tú puedes ser capaz de organizar, delegar funciones sin sentirte culpable.
Dótate de una gran capacidad de aceptación. Acepta las experiencias tal y como se presentan e intenta sacarles el mayor provecho.
Se objetivo, reconoce tu potencial, utiliza los recursos que tienes a tu alcance. Desarrolla un optimismo realista.
No trates de controlar todos los aspectos de tu vida, ya que cuando algo se te escapa de entre las manos, te sientes culpable e inseguro, o con pensamientos fatalistas. Recuerda que es imposible controlar todas las situaciones, aprende a lidiar con la incertidumbre y siéntente cómodo aunque no tengas el control total de las situaciones.
Céntrate en cambiar tus emociones, cuando no puedas cambiar la realidad.
Se flexible ante los cambios. Mantén una autoimagen muy clara de lo que quieres lograr, pero ten la suficiente flexibilidad como para adaptar tus planes y cambiar tus metas cuando sea necesario. No te cierres al cambio y trata de valorar diferentes alternativas, no te aferres obsesivamente a tus planes iniciales o a una única solución, siempre habrá más opciones.
Se perseverante y desarrolla tu capacidad de lucha. Mantente motivado, pero firme y perseverante en lo que te propones.
Cambia el drama por la comedia. Afronta la adversidad con buen humor. Mantente optimista y alegre , enfócate en los aspectos positivos de las situaciones adversas.
Considera que cada persona tiene su propio ritmo, contexto, circunstancias, dificultades, prioridades, etc.
Cuando aceptes tus limitaciones sin autocriticarte, serás capaz de comprenderte, y tu actitud se volverá más compasiva y honesta, no pidas que te comprendan cuando ni tú mismo te comprendes.
Las propias limitaciones solo podás superarlas cuando aprendas a reconocerlas.
Busca la ayuda de los demás y/o el apoyo social. Si estás pasando por un suceso potencialmente traumático tu primer objetivo será superarlo, para ello, se consciente de la importancia del apoyo social y no dudes en buscar la ayuda de alguien más, recuerda que no solo está tu familia para hacerlo, si no cuentas con su apoyo, también están los amigos, algunos profesionales o instituciones también están para hacerlo, tal vez un psicólogo, algún centro de asistencia social o comunitario, etc.
“Reconocer nuestra vulnerabilidad nos hace más fuertes”