El descubrimiento de objetos en el entorno es el primer paso para el desarrollo de la atención conjunta.

Durante los primeros meses de vida, las interacciones comunicativas entre los niños y sus padres o cuidadores suelen ser cara a cara sin la participación de objetos en el entorno. Sin embargo, llega un momento en el que los objetos comienzan a ocupar un lugar dentro de estos intercambios comunicativos. La interacción se convierte en “triádica” o “de tres vías”, es decir, involucra al niño , adulto y a algún objeto o evento externo.
Para que ocurran estas situaciones de atención conjunta, el niño primero debe estar interesado en los objetos.
Entre los 6 y 12 meses, los niños empiezan a coordinar la atención entre sus padres , los objetos y su entorno. Por ejemplo, pueden mirar un juguete, luego mirar a sus padres y luego volver a mirar al juguete, manifestando con estas acciones que disfrutan el saber que sus padres  miran lo mismo que ellos. Este importante fenómeno, donde tanto el niño  como sus padres o cuidadores se ocupan de lo mismo y son conscientes de lo que están haciendo, se llama “atención conjunta”. Por lo general, ocurre en situaciones de juego, al leer un cuento, construir una torre, encontrar objetos ocultos juntos o fingir comer y beber.
La atención conjunta se hace posible cuando los niños pueden integrar los dos tipos de comportamiento que previamente existían por separado: primero, la interacción social con los demás; y en segundo lugar, la acción dirigida hacia los objetos o acontecimientos. Esto es posible cuando las habilidades de los precursores se desarrollan, como la capacidad de saber hacia dónde está mirando alguien. Durante el período de 9 a 12 meses, los niños son cada vez más capaces de seguir la atención de sus cuidadores y de esta manera iniciar nuevos episodios de atención conjunta vocalizando y haciendo gestos hacia los objetos.
Alrededor del sexto y séptimo mes de vida, los niños también comienzan a sentarse solos, lo que facilita la manipulación de los objetos y mirar a los padres o cuidadores. Un poco más tarde, aproximadamente ocho meses, a menudo son capaces de rastrear y, por lo tanto, interactuar con su entorno desde diferentes puntos de vista.
A medida que ocurren estos cambios, el papel de los adultos también es muy importante. Los padres o cuidadores pueden hacer comentarios como, “¿Qué es lo que tienes en tus manos?” o “¿eso hace un ruido?” Hablar con los niños mientras exploran objetos en su entorno facilita la atención conjunta.

La atención conjunta es esencial para el aprendizaje del lenguaje.

Varios investigadores han demostrado que la atención conjunta ayuda a los niños a aprender el lenguaje. Por ejemplo, sabemos que su capacidad para participar con atención conjunta a los doce meses predice qué tan rápido aprenderán las palabras más adelante.
Para que haya mayor atención conjunta, ambos participantes
( niños-padres) deben estar conscientes de lo que está en el foco de atención y lograr activamente la interacción. Además, los niños se dan cuenta de que los adultos quieren compartir la atención con ellos y transmitir información sobre su entorno. A través de estas interacciones, los niños descubren que otros son agentes intencionales.

Consejos:

Seguir su ejemplo

Hablar con los niños sobre objetos y eventos que le han llamado su atención es especialmente importante para el desarrollo del lenguaje. Puede ser útil observar los momentos en que el niño expresa interés en algo y luego hablar sobre ello con ellos usando tanto palabras como gestos. Esto se llama charla contingente.De esta manera, responderle a los niños refuerza su motivación para comunicar y los ayuda a asociar las palabras que se le dicen con las cosas que habla.

Interacción cara a cara

Los niños están interesados ​​en las caras de sus padres y disfrutan haciendo contacto visual. Durante la actividad podemos observar respuestas emocionales al hacer contacto cara a cara, el niño puede iniciar sonidos como “aaaa” o “gua-gua-gua”, agregando expresiones faciales y gestuales.  Puedes involucrar a tu hijo de esta manera cuando está en tus brazos o jugando en el piso o en rutinas cotidianas.

Estas interacciones diarias nos permiten compartir afecto y descubrir en qué está interesado tu hijo. Por ejemplo, puedes notar hacia dónde están mirando o tal vez cómo reaccionan ante un sonido inesperado. Al sintonizar con ellos de esta manera y al responder a unos a otros, se están sentando las bases para el aprendizaje del lenguaje.

Canciones infantiles y música

Cantar es una forma divertida de introducir a los niños en los patrones rítmicos que componen el lenguaje.¡A los niños no les importa si somos cantantes profesionales o no! Disfrutan escuchar y mirar mientras te mueves al ritmo de la canción, o simplemente cantan con cariño.También puedes usar canciones más activas, con énfasis en las palabras importantes y agregando gestos y movimientos que acompañan a las palabras.Tu hijo puede completar una línea o dos si se deja de cantar antes de una palabra importante y continuar.Cantar puede ser una forma encantadora de construir vínculos y promover el lenguaje al mismo tiempo.

Fuentes:

Adamson, L.B. (2014). Joint Attention and Language Development. In Brooks, P.J. & Kempe, V. (eds.) Encyclopedia of Language Development, 299-303.
Tomasello (1995). Joint attention as social cognition. In Moore & Dunham (Eds.) Joint attention: Its origins and role in development. Hillsdale, NJ: LEA, Publ. (pág. 107).
Antesprimeraspalabras.upf.edu

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Centro Especializado en Psicología Audición y Lenguaje